La cantante Adele estuvo un buen tiempo en la oscuridad mediática, pero desde que empezaron a sonar los rumores y hace dos días acordes de su regreso musical, no deja de acaparar titulares.
El último ha sido por la espontánea y visceral reacción que tuvo durante una entrevista con British Vogue al recordar cómo mucha gente atribuyó su pérdida de peso a su deseo de obtener un "cuerpo de venganza" con el que darle en las narices a su exmarido Simon Konecki.
"Oh, Dios mío. ¡Chúpame la polla!", soltó la artista británica, que reveló que su radical cambio de imagen "fue por mi ansiedad".
Explicó que "haciendo ejercicio me sentía mejor. Nunca se trató de perder peso, siempre se trató de volverme fuerte y dedicarme tiempo todos los días, alejada de mi teléfono. A su juicio, la sorpresa mayúscula que se llevó toda la imagen con su nuevo look fue porque en realidad tuvo lugar durante un periodo de dos años en los que no estuvo ante los focos.
"La gente está impactada porque no compartió mi 'viaje'... Me importa un carajo. Lo hice por mí y por nadie más. Entonces, ¿por qué iba a compartirlo? No lo encuentro fascinante. Es mi cuerpo", abundó.
Fue el pasado año cuando sorprendía a todo el mundo con una imagen en Instagram en la que no parecía ella de tan delgada que estaba. Coincidió con su proceso de divorcio, por lo que muchos pensaron erróneamente que su pérdida de peso de 45 kilos iba asociada a esa circunstancia personal.
Su radical cambio de imagen se debe al duro ejercicio físico que realizó durante dos años para combatir su ansiedad.
Según sostiene ella, no hubo dieta. Sencillamente se sometió a un plan de entrenamiento por el cual hacía deporte dos o tres veces al día. "Ni ayuno intermitente ni nada. En todo caso, como más de lo que solía hacerlo porque hago ejercicio muy duro".